EXPOSICIÓN EN PAMPLONA
Sala Ámbito Cultural
El Corte Inglés
9 de octubre-3 de noviembre
2018
Ponga usted delante de un niño
de tres o cuatro años unos cuantos botes de pintura de distintos colores, dele
un papel en blanco, una pizarra, un lienzo …y déjele solo.
Pasado un rato, mírelo con
disimulo: no creo necesario describir lo que vemos: todas las láminas– el
papel, el lienzo, la pizarra -, están llenos de color extendido con trazos
decididos, sueltos, y el niño está feliz. Manchado hasta las orejas, eso sí,
pero feliz.
Haga lo mismo con un adulto que
nunca se ha acercado a la pintura. El resultado es más que probable que no sea
el mismo. Es más que probable que, si es que ha utilizado las pinturas – que
igual no -, los soportes aparezcan simplemente manchados con trazos
dubitativos, sin sentido, sucios. Y es también probable que, si se siente
observado, se encuentre incómodo ¿por qué? El instinto del niño no se ha
perdido, pero ha intervenido la mente. El pensamiento que convierte el instinto
en acto consciente con el que se expresa una intención. La falta de costumbre y
de técnica para expresar con pintura esa intención le ha paralizado.
En toda actividad artística – en
la pintura también -, hay un componente mental, hay un componente de instinto
controlado, de intuición controlada; y es necesario un cierto dominio de la
técnica para dominar la obra y que esta se muestre coherente con la intención
que la motiva.
La intención es condición
necesaria de toda obra de creación, pero no suficiente; dirige la ejecución de
la obra que se justifica cuando alcanza la expresión que se busca y que se
pretende transmitir. Si esto ocurre, el artista se siente como el niño que se
menciona al comienzo de esta historia: satisfecho y feliz.
La obra artística tiene, además,
una cualidad intrínseca: si alcanza la debida coherencia entre intención y
expresión formal es capaz de transmitir algo del proceso personal del autor al
espectador, algo del
mensaje inefable que no puede trasmitirse sino a través del arte. Este mensaje
parte del mundo íntimo del autor y adquiere perfección en su encuentro con el
espectador, removiendo sus sentimientos y memoria y haciéndole partícipe de las
íntimas pretensiones que lo suscitan. Deja con ello de ser espectador y se
convierte en coautor completando la obra que adquiere en ese acto multitud de
nuevos e insospechados matices y, con ellos, su plenitud. Y así, es posible que
también se sienta satisfecho y feliz como el autor.
En esta exposición se muestra un
conjunto de obras, de temática diversa, pero con una característica común. En
todas ellas se parte de formas construidas y definidas: figuras, naturalezas
muertas, composiciones geométricas o simples manchas dominantes; estas formas
construidas son la simple excusa para desarrollar la obra. No me importa tanto
el motivo, el tema de la obra, cuanto su desarrollo y ejecución: su
composición, su estructura, el color, la textura, …los matices y detalles, la
atmósfera que en cada uno de los cuadros se produce.
Disfrutar con el proceso de composición
de la obra ha sido la intención de todas ellas Con sus colores, con sus
texturas, con sus atmósferas, con sus matices. Presentadas en esta exposición,
ahora es el momento del espectador.
Técnica mixta s/. lienzo 95x120
Técnica mixta s/. lienzo 95x120
Técnica mixta s/. lienzo 100x75
Técnica mixta s/. tabla 22x25
Acrílico s/. tabla 50x70
Técnica mixta s/. lienzo 40x30
Acrílico s/. tabla 50x70
Acrílico s/. tabla 70x100
Acrílico s/. tabla entelada 27x35
Técnica mixta s/. tabla entelada 27x35
Acrílico s/. tabla entelada 27x35
Acrílico s/. tabla entelada 27x35
Técnica mixta s/. tabla entelada 27x35
Acrílico s/. tabla 27x35
Acrílico s/. tabla entelada 27x35
Acrílico s/. tabla entelada 27x35
Acrílico s/. tabla entelada 27x35